A la memoria de mi abuela Gringa.

Hay muchas formas de homenajear a una persona y muchas maneras también de agradecerle.
Este es un homenaje y un agradecimiento absolutamente auténtico y por sobre todo merecido, que deriva de una obra faraónica y monumental que no es otra que la de inundar de Perassos esta patria.
Para quienes tuvimos el privilegio de conocerla y poder compartir su tiempo, pudimos advertir muchas y de las más variadas aptitudes pero - por sobre - un cúmulo de principios y valores.
Lucidez y sabiduría, fortaleza y vitalidad se conjugan y entremezclan de manera magistral para dar forma a un personaje singular, que por casi un siglo logró deleitarme con su existencia entregándome una vida mejor. 
Su deseo de aprender e incorporar conocimientos y sabiduría logró conquistarme.
Así, me transmitió nítida pero crudamente su amor por la historia. Me trasformó en un hombre lleno de búsquedas e inquietudes.
Esa búsqueda constante del saber, esa curiosidad de querer conocer más y más cada día es la que logra iluminar mi vida con una energía inusitada.
Desde mi lugar, creo haber tenido la virtud de escucharla.
Me dedicaba a oírla antes que a hablar, dejando que derramara esa catarata de sabiduría que solo ella podía transmitir con tanta fuerza y convencimiento.
En esas tardes de diálogo, donde ella hablaba y yo simplemente asentía fue donde nació mi amor por la historia.
Por ello, este libro es un homenaje a su corazón siempre inquieto e infatigable, a su búsqueda permanente del saber.
Aquellos que han logrado dejar una huella en su vida, el tiempo nunca será cómplice del olvido y sus enseñanzas estarán por siempre entre nosotros.
Quienes transitamos el sinuoso y difícil camino de la vida no podemos desoír sus enseñanzas ni dejar de recordar su mensaje.
Conservar y transmitir sus valores y ser coherente con su noble pensamiento es el mayor homenaje que hoy puedo brindarle.